por Matías Martínez
Hace un par de meses, en una nota que gentilmente este medio accedió a publicarme, intenté desarrollar la idea de que el Frente Todos por Colón es un movimiento en la búsqueda de su identidad. Mencioné que se trata de una alianza de corte conservador, comandada por el joven e incipiente partido Vecinalismo Colonense, y constituida por sectores de la UCR y el PRO, las cámaras empresarias relacionadas al comercio y al turismo, y varias iglesias cristianas.
Señalé también que, pasada la “luna de miel” que todo nuevo gobierno tiene con la comunidad, ha desechado su intención de constituirse en un movimiento masivo y que se encuentra en la búsqueda de su “núcleo duro”, su bloque de seguidores más radicalizados. Por último, planteé que para lograrlo se apoya en un discurso impostado y una imagen trabajada al extremo.
“Pero señor Matías, ¡es la cuarta nota que publica en Yo Opino y siempre escribe sobre lo mismo!” … Sí, es verdad. Me gusta creer que somos muchas las personas para quienes la política es (o debería ser) algo más profundo que coaching, redes sociales y selfies. También me gusta pensar que a esas personas esto les puede resultar interesante.
Si intentamos hacer futurología y vaticinar qué ocurrirá en la política local en el período 2021-2023, no se avizoran demasiadas sorpresas. La carta de “la novedad”, de “lo diferente”, era un ancho de espadas y el vecinalismo decidió jugarlo en la primera mano. Ya no hay tierra fértil para “un nuevo nuevo” en la política local, ni pareciera haber gente trabajando en generar esa opción.
La coyuntura actual nos hace pensar que la línea de tiempo puede ramificar en sólo dos direcciones:
En la primera, el Walserismo se afianza como movimiento vecinalista. En ese escenario, Colón vería una disputa electoral en tres frentes: el peronismo, que tendría a su candidato local alineado con los gobiernos provincial y nacional, en una boleta encabezada por Enrique Cresto, que ya compró todos los números para el “sorteo” de candidaturas; Cambiemos, que armará una lista para impulsar localmente a Rogelio Frigerio como candidato a gobernador y tendrá a la UCR como furgón de cola, regalando -una vez más- su estructura partidaria; y el vecinalismo colonense, que se mantendría más o menos como hasta ahora.
Esta posibilidad plantea dos grandes ventajas: por un lado, Walser mantendría su imagen de dirigente vecinalista (sin “venderse” a los partidos provinciales tradicionales); y por el otro, el caudal de votos necesario para obtener la reelección es mucho menor que en un escenario polarizado. Recordemos que en 2011, Mariano Rebord ganó las elecciones con apenas un 36% de los sufragios.
Sin embargo, la última semana hubo algunos cimbronazos políticos que hacen pensar que todo tiende a que se dé la segunda variable: el Vecinalismo Colonense como candidatos locales de Frigerio. Si se diera este escenario Walser disputaría el municipio sólo contra el peronismo, y tendría una estructura mayor para apuntalar su intento de reelección.
En esa línea fue que esta semana, el oficialismo local se metió en la rosca con los tapones de punta. Cual si fuera un joven zaguero central cuyo debut en primera se precipita por las circunstancias y debe entrar a la cancha en un partido chivo, así se metió en la disputa. Impertinente, agresivo, torpe.
De buenas a primeras, nos desayunamos con que la concejal Loker, del vecinalismo, había estado manifestándose frente a la sede local de Agmer junto a un reducido grupo de “padres organizados”, cuya conducción está a cargo de militantes radicales y de Cambiemos. Por su parte el concejal Mauro Godein, también del vecinalismo, se despachó en una radio local con dichos antisindicales y anticomunistas … sí, leyó bien, de golpe en Colón resulta necesario señalar a los comunistas. Este repentino ataque de macartismo no los movió un centímetro de la zona de confort en la que habitualmente se mueven. Por el contrario, también intentaron aprobar sobre tablas una exención impositiva a la medida de sus amigos del CeCom. La frutilla del postre la pusieron el viernes pasado varios funcionarios municipales que, sin empacho ni disimulo, fueron a Villa Elisa a sacarse una foto con Frigerio.
Redondeando. Walser busca cautivar al votante más conservador y generar su “núcleo duro”. Eso lo ha llevado a confrontar con los sectores que suelen generar un particular rechazo en esos votantes: el peronismo, los trabajadores municipales y el sindicato docente. No es una gran revelación para nadie decir que comparte los mismos “enemigos” que Frigerio y quienes impulsan su candidatura; tampoco es un augurio de ciencia ficción pensar que puedan terminar juntos en la misma boleta.
#YoOpino