Pelotas o muerte: qué hay atrás del aumento de casos de COVID-19 en el verano 2021 en Colón - Yo Opino

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domingo, 10 de enero de 2021

Pelotas o muerte: qué hay atrás del aumento de casos de COVID-19 en el verano 2021 en Colón

 


por Rodolfo Leyes (*)

Los lectores me disculparan el tono soez del título, e incluso la referencia “machirulezca”, pero es que de eso se trata, de valor o dejar que la pandemia avance. Antes de empezar vamos a dejar claro una posición política pero basada en el conocimiento social: el estado siempre es el responsable. Siempre. Pero resulta que esa sumatoria de instituciones que ejercen el poder sobre un territorio no se administra sola, los que gobiernan el estado son los responsables de lo que nos pasa a los ciudadanos. ¿Bien?

Hace algunas semanas escribí una nota de opinión a la luz de la reculada que el gobierno local había tomado a partir de la presión que ejercieron un grupo de personas denominadas “cabañeros”. En paralelo los guardavidas de la ciudad pedían que su salario se acerque a la canasta básica (47.500 pesos, 25 mil pesos debajo del Contrato Colectivo de Trabajo firmado por su gremio a escala nacional) y el secretario de gobierno les sugirió que sino les gustaba el pago de 32 mil pesos se vayan a hacer otra cosa, vender churros por ejemplo. Señalaba en aquella nota que la posición del gobierno de Walser fue dura con quienes no debía y blando con quienes sí se esperaba una actitud más seria de cara a los intereses colectivos, empezando por la salud. Nota aparte de que señalé que el pago ofrecido a los guardavidas, por fuera del contrato colectivo y lejos de la canasta básica, era un pésimo antecedente para el resto de los patrones: se puede pagar lo que el patrón quiera y al que no le gusta que se vaya. Y así estamos, con trabajos precarios y salarios de pobreza.

Como era de esperar, recibí muchas palabras de aliento y otras no tanto, pero el caso no era escaparle el palazo, sino poner sobre la mesa los resultados de una municipalidad administrada con un criterio que no busca el bien colectivo sino el simple paso del tiempo. Hacer como que hacemos para que no pase nada y, de acuerdo a quién me enfrento, soy más firme, aunque en la mayoría de los casos se sea más blando. 

Ya no recuerdo sí lo dije o no, pero es algo que muchos pensamos, esta actitud ambivalente y pro-patronal del gobierno de Walser no se debe a una genuflexión genética o su vinculación espiritual con la iglesia católica que evita la lucha de clases -por lo tanto prefiere el silencio de los explotados-, se debe a la constitución del gobierno mismo con personajes de extracción patronal y que, como no podía ser de otro modo, impregnan las decisiones políticas, es decir, la gestión del gobierno, de acciones que les son beneficiosas. Cuando se decidió que se podían alquilar del 50% al 75% (que mirando para el costado es el 100%) de los alojamientos ¿qué se esperaba que sucediera? Aumenta la población con los visitantes, todo el mundo está relajado -es lógico, son las vacaciones- y la circulación del virus crece. ¿Los resultados? 288 casos activos (09/01/2021) El gráfico de abajo muestra mejor la evolución de los contagios. 

Entonces estos irresponsables colectivos ¿qué deciden hacer? Culpar a los jóvenes. Hay una cuota grande de verdad en decir que los jóvenes no se toman en serio las medidas de contingencia. ¿No está el estado para controlar eso? La única medida que el estado municipal tomó para los jóvenes fue habilitar la zona del espigón para que hagan sus reuniones sociales. Y ni siquiera fue porque lo hayan previsto, sino por las quejas de los vecinos del puerto. Entonces nuevamente, cero previsiones e ir organizando sobre la marcha. Eso sí, cuidando de no joderle un peso a nadie.

Frente a la sugerencia de las autoridades médicas Walser -y Bastián (PJ)- decidieron tomar cartas en el asunto con una medida contundente: decretar que el virus contagia sólo de madrugada, por eso no podés reunirte en lugares públicos...

Amén de que habrá un auge de fiestas clandestinas -que ya se cobraron una presunta víctima, pero por un ataque sexual de una manada de “chicos bien”-, el gobierno delega nuevamente la responsabilidad en los individuos. Mientras tanto, imágenes como las del balneario Inkier con aglomeraciones de jóvenes, bajo la mirada de las autoridades, serán recurrentes en esta nueva realidad dónde algunos hacen que hacen para no hacer nada. 

¿Qué nos espera? El lector podrá imaginar lo que nos espera. Un aumento de los casos, alguna medida cosmética de control -te van a echar del puerto, por ejemplo- y un febrero-marzo con hospitales saturados, aumento de los fallecimientos y el enigma de la vuelta a clases ya saldado por un escenario de pandemia mayor. Más de uno rezando a la Sputnik V. Los que impulsaron la liberación del turismo tendrán unos pesos más, y otros tendrán un familiar menos. 

¿Qué hay que hacer? Por empezar tomar medidas a partir de criterios epidemiológicos, no del cálculo económico que siempre privatiza las ganancias y socializa las pérdidas. Segundo, y siguiendo las medidas que recomienden los especialistas, controlar el ingreso y la circulación, evitar las aglomeraciones, establecer mínimos estrictos en lugares públicos (¿Alguien vio si hay control de la cantidad de mesas?, caminen la 12 de Abril y se responde sola la pregunta) Y tercero, exigir al que nos gobierna que se ponga a la altura de las circunstancias o de un paso al costado, porque su sumisión a los intereses económicos nos cuesta vidas. Pelotas o la muerte es la dicotomía del momento.

(*) Militante de Razón y Revolución.

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