Cuando uno trabaja en una empresa privada (lo sé por la experiencia de 25 años) se deben cumplir los horarios laborales, la asistencia y demás cuestiones que hacen al propio trabajo, y por el cual a fin de mes cobra un determinado sueldo. La forma más antigua de control de personal eran las tarjetas que se introducÃan en un reloj, los más modernos en ese entonces eran automáticos pero otros tenÃan una palanca donde se accionaba y marcaba la hora de ingreso y salida. Hoy con la huella digital o control facial se hace el mismo control. Es más moderno, claro. Si uno falta por algún motivo, se debe avisar a quien corresponda (Personal o Recursos Humanos) y ésta oficina tomara las medidas del caso, de acuerdo al motivo de la falta.
Esto pasa siempre, claro está, en los ámbitos privados y públicos como la administración pública, sea municipal, provincial o nacional y los reparticiones que estén relacionadas con éstas.
Ahora bien, hay un espacio por llamarlo de alguna manera, que se niega sistemáicamente a esto y es la docencia. Ya en el año 2017 siendo entonces el titular del Consejo General de Educación el no tan bien recordado Panozzo hubo problemas cuando se intentó implementar el control de asistencia por reconocimiento facial, y los gremialistas, como por ejemplo Liliana Villanueva, de la comisión de AGMER, pusieron el grito en el cielo, esgrimiendo motivos quizás hasta irrisorios como por ejemplo "Una concepción pequeña, regresiva y tecnócrata, en lÃnea con las polÃticas educativas nacionales, que promueven el presentismo, al pensar el trabajo docente como una tarea administrativa que sólo funciona bien si se la vigila y castiga" y "Parece que estamos en la época de los Nazi, que estamos controlando quien está y quien no está. Me parece una barbaridad. Creo que los docentes se van a sentir intimidados. [...] Sólo un régimen de control, que me parece es violento para la docencia".
Ahora, el motivo de la protesta es que el CGE, vÃa resolución 05/2018 recuerda a las direcciones departamentales la vigencia de la resolución 2565/2008 y la ampliatoria 561/2017, mediante la cual los directivos deben informar de las ausencias de los docentes. Uno de los motivos por el cual AGMER vuelve a cuestionar este tipo de medidas es que se "correrÃa" de la función pedagógica de los cargos de conducción (Directores) y asignando el papel disciplinador frente a sus compañeros de trabajo.
Esto, en el pensamiento social en común, es una medida para controlar el presentismo en la función docente, y tengamos en cuenta que, más allá de la función que desempeña (que siempre hemos defendido desde este espacio) son empleados, en este caso estatales, y por lo tanto deben cumplir con los controles que el empleador disponga a fin de dejar en claro los horarios y presentismos que cumplen como, justamente, empleados. Y no solo eso, pensemos un poco en algo más simple; piden un turno a un médico, y si no van la secretaria lo sabe y después te dice algo en relación a tu falta, o bien si llegás mas tarde también te lo hace saber... entonces, ¿por qué tanto problema con estos controles de presentismo y horarios?
Cuidado, esta crÃtica no es hacia los docentes, sino a quienes eligen como representantes gremiales que han demostrado ya que reclaman por cosas que, si tuvieran que trabajar en otro ámbito, deberÃan cumplir sin chistar. Que se organicen protestas por los haberes por ejemplo, es algo que vamos a compartir siempre... pero esto ya es el colmo. Es más, en algunas oficinas gremiales, sobre todo en las ciudades grandes, los empleados del mismo gremio deben marcar su ingreso al trabajo... y no por eso protestan.
Vamos, gremialistas, es hora que los reclamos sean por algo justo (como los haberes docentes por ejemplo), y no por estas cuestiones que hacen al orden y control de personal. Porque no lo olviden: por más que sean maestros -o gremialistas- siguen siendo empleados.
Lucas M. Beber
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