Pensando en la ventana Hoy: 2018 - Yo Opino

Lea ahora

martes, 2 de enero de 2018

Pensando en la ventana Hoy: 2018

Podría haber hecho un análisis sobre lo que fue el 2017, o en lo que nos espera a partir de hoy, pero una frase escrita por quién sabe quién, dice que no hay que pensar en el pasado porque ya no está, ni en el futuro porque aún no llega, sólo el presente importa.

Entonces uno no puede menos que empezar a ver las cosas de una manera más que crítica, a lo mejor casi violenta dadas las circunstancias. Y podemos empezar por cualquier cosa que se nos ocurra, por ejemplo, por eso el azar dijo que comencemos a ver el tema de las calles... Son un desastre. El 80% de las calles sean asfaltadas, con bloques, de ripio o de broza, son un desastre. No hay una, pero ni una calle sana. En algún punto cualquier calle está rota, con pozos, desnivelada, con cráteres, con agua, con "pianitos" por el agua caída y falta de mantenimiento, etc. Bacheo hace lo que puede -por ser benevolente- pero no es suficiente. Se está trabajando, si, es cierto. Pero no se ajusta a la realidad de la gente, a lo que vivimos día a día. Es una cuestión política.

Luego tenemos así rápido, el tema agua. El agua potable es, en nuestra ciudad, un problema que no ha tenido solución a lo largo de los años. En lo personal, sólo conozco cinco años con el mismo problema. Y muchos más son en realidad, falta de recambio estructural de las cañerías, que se hace pero muy lentamente, sin poder ver el fruto de un problema solucionado. Está proyectado, si. Pero no podemos cocinar con proyectos, ni bañarnos con ellos. La función del estado es proveer a la población del servicio básico y a duras penas llega a cumplir un 80% del servicio, con suerte. También es una cuestión política, claro.

Llegamos a la salud y vemos casi con pavor que el hospital apenas sobrevive y todo gracias al trabajo de los profesionales que están ahí día tras día, en criollo rompiéndose el lomo para que la gente sea mas o menos bien atendida. Pero son seres humanos, también. Y volvemos a la misma fuente: un tema político, porque todo lo relativo a la autoridad del hospital es político, y lo que ella hace y a quien responde, también.

Pasamos al medio ambiente y ya nos da algo de bronca mezclado con tristeza, porque nos enojamos al ver que no mueven un dedo ni por equivocación para hacer lo que haga falta respecto al tema ambiental en la ciudad y la tristeza aparece cuando vemos cómo vive la gente rodeada por el basural a cielo abierto en un lado y las piletas de decantación por el otro. La persona que dirige el área es, claro, políticamente correcto pero no más que eso. Si uno le pregunta algo relativo al ambiente la respuesta que tenemos es que "viene de vieja data", pero en ningún momento se lo escucha reconocer que todo esto empezó en la gestión anterior de su hermano y sigue hoy, y no hay vistas de solución para esto, ni en 2018. Como vemos, también es una cuestión política.

Llegamos al turismo, y lo que tenemos hoy es la playa -contaminada-, Termas, obras que se hicieron para levantar una calle y que si crece el río no corte el paso por el camino de la playa sur, algún que otro paseo y paramos de contar. No hay una perspectiva de mejora ni de cambio, al menos visible, palpable, porque todo depende de, para variar, la política local.

Vamos a tener la Fiesta Nacional de la Artesanía, en febrero. ¿Perspectivas? Aun no se saben, pero para la clase dirigente son excelentes, para los seguidores más que mejores y para los que pensamos con la mente fría, un fracaso más, con posible pérdida económica otra vez. ¿Pesimista? No, señores, realista. Claro, la organización depende de la política.

Y dejamos la política para el final, porque merece un párrafo aparte y crudo, sin anestesia. Un alto porcentual de la gente con la que uno habla o escucha, está enojado con la política oficialista por uno u otro motivo, sin embargo, temen hablar en voz alta, "por las dudas". La clase gobernante dirige los destinos de la ciudad, que de acuerdo a lo que podemos ver está al borde de un precipicio, y las primeras piedras se empiezan a caer, con el peligro de arrastrarla al fondo. No existe innovación en nada, no son capaces de reconocer nada de lo que se hace mal, no hay autocrítica, no existe un momento donde el funcionariado diga "si, tienen razón, estamos haciendo mal las cosas, vamos a cambiar". No hay nada de eso y para ellos, no hay nada mejor que ellos mismos. Y todas las mentiras que escuchamos a diario, son tan armadas que hasta ellos mismos se las creen. E insisten en seguir diciéndolas continuamente, en el espacio donde puedan decirlas, con una inmaculada sonrisa de oreja a oreja, pensando que somos tan imbéciles que les creemos. Y todos, absolutamente todos son iguales. Y el funcionario que nos encuentra circunstancialmente, nos saluda y palidece esperando que preguntemos algo... incómodo. Tenemos una legisladora provincial que por lo que vemos, su única preocupación es decirle a la sociedad -o a cierta parte de la sociedad que aún controla o cree controlar- todo lo mucho y bien que gestiona... siendo que en realidad, el resultado ha sido paupérrimo a la fecha. Los legisladores ciudadanos, esos tan famosos concejales, hoy ya no nos dan bronca, sino quizás lástima. Y es porque hemos visto a lo largo de este año 2017 que no ha resultado coherente la función, que es una negociación tras otra, no por el pensamiento o ideología que tengan sobre un tema u otro, sino por cuestiones caprichosas, aceptando las decisiones de las "mesas" -oposición- o bien del jefe -oficialismo-, Todos tienen su trabajo habitual además de ser concejales, claro. Y no pueden estar cumpliendo la función que les otorgó el pueblo con el voto, porque deben trabajar. Porque con eso, nos demuestran que ser concejal es un descanso pago. Y bien pago.

Y claro, está la "opo". Y los personajes de la "opo". Que ya no se sabe que pensar, porque son tan poco opositores que pasan desapercibidos hasta para sus propios partidos. Tenemos los casos de Adami,Vlillalba, Walser, Richard y Torres, como "opositores en funciones", y no se los escucha en nada, en ningún lado. Y luego hablan y hablan y hablan intentando hacernos creer que son "el futuro", cuando no pudieron ser "el presente". Y los partidos "opositores" dan pena. No existen. No hay personas que sean visibles sobre el agua turbia de la política local. Y ¿qué están esperando? ¿Qué está esperando la línea interna de cambiemos, cambiemos mismo, los radicales, los vecinalistas...? ¿Están esperando que venga la orden "de arriba" para cuestionar y hablar en público? ¿Es que nadie tiene las pelotas suficientes para decir lo que piensa de todo esto hoy? Ah, claro, es la misma postura de siempre: van a esperar seis meses antes de las elecciones para salir a la luz, perder la posibilidad de cambiar esta ciudad y luego desgarrarse las vestiduras llorando por los rincones, porque la gente no les creyó.

Podemos seguir, pero ya basta. Es demasiado para estar en la ventana hoy, con el calor, y el polvo de la broza.

¿Que nos queda como conclusión? Simple: no hay nadie capaz de enfrentar sin miedos todo lo que hace falta hacer, hablar por todos lados sobre los temas que nos preocupan y, sin prometer nada, reconocer lo que hace falta.

No nos quejemos después, cuando nos toquen cuatro años más así, con la ciudad ya cayendo al abismo y todos los políticos de cuarta que tenemos, gritando. Es hora de empezar a mover el culo, señores (perdón). Tanto los políticos que son funcionarios de cuarta que tenemos hoy como los políticos que son opositores de quinta que también tenemos hoy. 

Por un 2018 un poco (tan solo un poco) mejor.

Lucas M. Beber
#YoOpino2018
www.yoopino.online
facebook.com/YoOpinoColon