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sábado, 21 de octubre de 2017

Los candidatos

Cada vez que vienen las elecciones nos ponemos a pensar en muchas cosas, como por ejemplo los candidatos. Y hay personas que ni saben en realidad que se vota, mucho menos quiénes son a los que tienen que votar.

Los candidatos son personas como vos, que comen, duermen, y todo lo que sigue, igual a nosotros. Son seres humanos, aunque muchas veces uno las confunda con alimañas. Ahora, esas personas por algún motivo en algún momento de su vida decidieron "meterse" en la política y el verso más escuchado, digamos un 198% de los casos, es que siempre "pensaron en el bien común"... siendo que en realidad nunca van a reconocer que les interesa vivir de la política, sea cual sea el cargo que les toque.

Entonces surgen las preguntas porque nuestra mente, en algún momento las hizo pero las guardó para otro momento y... es ahora.

Un candidato, ¿realmente piensa en los demás? Es decir, ¿hasta dónde uno como ciudadano, puede creer lo que un candidato le dice? Es difícil esta respuesta, porque nos han demostrado a lo largo de los años sólo les basta ser electos, asumir su cargo y luego armar su propio circulo político para no desprenderse más de la vida cómoda y laxa que significa ser, justamente, político. 

Un candidato, ¿realmente nos habla con la verdad cuando nos habla? Con esto podemos pensar que si, pero si en realidad vemos las cosas un poco más por "abajo", nos damos cuenta que las respuestas a la pregunta que hacemos tienen dos variables: si la responde un "no político" es de un tipo, y si la responden ellos, es de otro. Y eso es porque las respuestas deben tener una "buena política", es decir, ser aceptadas por quienes están a favor y en contra de él. Y si no te parece cierto, basta con escucharlos hablar en una conferencia de prensa por ejemplo. Y ahí te das cuenta que no todo es real... sino conveniente. Pero conveniente para él, porque tiene que dar una respuesta que sabe que la gente espera, no la real.

Un candidato, ¿tiene realmente proyectos de trabajo? Esto ya está puesto tan en dudas que hasta podemos estar seguros que no. Y también ha quedado expuesto en cuanto reportaje uno lea o escuche por cualquier medio. No hay un proyecto concreto, algo que uno pueda saber que piensa hacer, algo con lo que uno pueda al menos soñar. Nadie los tiene, nadie los dice y nadie lo piensa decir. 

Un candidato, ¿en qué momento se transforma en creíble? Ese tema es complejo, porque en realidad para la gente el candidato nunca es creíble, sino "menos malo que...". Y otro punto fundamental es que cada partid vota por su candidato en virtud de las órdenes que recibe de su puntero barrial, que a su vez la recibe del comité, búnker o unidad básica, que a su vez llega del jefe del partido que a su vez lo recibe de... y así. Es decir, por más que la gente no les crea, los vota igual. Y gana, lógicamente, el partido que más gente tiene. Pero, ¿cómo la tiene? Esa es la siguiente pregunta.

Un candidato, ¿cómo consigue sus seguidores incondicionales o condicionales? De dos maneras: una, diciendo la verdad de lo que pasa y de lo que podrá hacer, de las cosas que la gente sabe que faltan y que él trabajará para hacerlas, sin prometer fechas ni obras faraónicas en dos meses, hablando todo esto con la sinceridad que habitualmente un político de carrera no tiene. Y la otra, es atacando al que está hoy con lo que no hizo o hizo mal, prometiendo soluciones que ni él se las cree pero logra que la gente sí la crea (eso es carisma) y prometiendo todo lo que sabe que la gente necesita durante la campaña... y ésta ultima es la que venimos viendo desde hace ya mucho tiempo en todos los partidos políticos.

Como resumen, tenemos a quienes nos representan pero en realidad no lo hacen, candidatos que deberían hablar de frente y no lo hacen, tenemos promesas de campaña que son ciertamente falsas y ellos lo saben, tenemos falta de proyectos reales, posibles y prácticos de llevar a cabo, tenemos candidatos que nos mienten en la cara y aún así consiguen llegar a lo que ellos mismos quieren sin pensar en quienes los llevaron donde están (más que su propio círculo cerrado). Tenemos gente que sólo sabe vivir de la política.

Y eso quizás deba empezar a cambiar, porque nosotros como ciudad, como provincia y país, no vamos a llegar nunca a nada. Pero para eso hace falta un cambio de mentalidad. Los que ya están metidos, no son fáciles de sacar. Y los que están por meterse, ya no van a querer "bajarse". Ese es el problema. Hemos avanzado tanto en tantas cosas y aún conservamos la misma política piramidal del terrateniente, el patrón de la estancia y el peón.

Vos, ¿en qué lugar de los tres estás hoy?

Lucas M. Beber
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