25% y el arte de dejar pasar, dejar hacer y no hacer nada - Yo Opino

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miércoles, 2 de diciembre de 2020

25% y el arte de dejar pasar, dejar hacer y no hacer nada

 

por Rodolfo Leyes
(Militante de Razón y Revolución)

Ayer y hoy la Municipalidad de Colón tuvo algún movimiento que a los ojos distraídos pareció inusitado. Pero no lo es y tiene un impulso anterior a 2019. Y eso es algo que quién ocupe las oficinas de 12 de Abril al 500 debería saberlo.

En el día de ayer el Intendente Walser debió dar la cara en dos oportunidades. La primera fue frente a un grupo de guardavidas que se negaban a trabajar por 32 mil pesos en la temporada. Recordemos que el salario del año anterior fue de 28 mil pesos, la inflación rondó el 30% y en ciudades vecinas como Concepción del Uruguay y San José se pagan a los mismos 40 mil y 38 mil pesos respectivamente. Por lo cual era una ingenuidad pensar que los responsables de la seguridad en las playas aceptarían un aumento que no alcanzaba a un aumento del 12%. Por último y no menos importante, hay que mencionar que el sueldo de un guardavidas a escala nacional es de 72 mil pesos, con lo cual, la propuesta de Walser no alcanzaba a cubrir la mitad del sueldo nacional. Por lo que era una verdadera mojada de orejas. 

Por otra parte, y en la misma mañana, Walser se enfrentó a otro grupo de vecinos englobados en lo que genéricamente se le llama “cabañeros”. Estos sujetos rentistas pertenecen a diferentes capas de una clase social que espera vivir de los turistas que visitan la ciudad y comprende desde los dueños de complejos turísticos valuados en algunos millones de pesos hasta el vecino que con esfuerzo construyó una casa detrás de la suya para alquilar y morder algo de la renta urbana que genera una ciudad turística como la nuestra. A diferencia de los guardavidas que luchan por su sueldo, los cabañeros lo hacen por sus ganancias. A ninguno le faltará el pan, pero se lamentan de no ganar algo más de dinero, así sea a costa de la salud de la ciudad. Porque toda la discusión giraba en torno a no pagar un canon para cargar con los costos a la salud pública. Dicho de modo más sencillo, esta gente quiere privatizar las ganancias y socializar las perdidas y los costos. 

Entonces nos encontramos con dos grupos –que representan clases diferentes- que presionan para mejorar sus condiciones materiales y un gobierno que cede frente a unos y se para de manos frente a otros. No debo aclarar con quién hizo qué, pero por las dudas insisto, a los guardavidas un salario por debajo de la canasta básica y frente a los rentistas un recule y la promesa pública de reveer la situación.

¿Por qué decía que no hay sorpresa en estas acciones? No hay sorpresa por dos motivos. El primero es porque esta situación tiene que ver con el manejo general que ha tenido el gobierno local en el transcurso de este año, su primer año de gobierno, este cuarto de mandato, este primer 25% de gestión. ¿Cuál fue la política general? Hablar con palabras que no decían nada –consejo del "Durán Barba" colonense, según dicen- y luego demarcarse del impresentable gobierno anterior repitiendo la palabra "gestión". Toda esta política discursiva, muy macrista en términos comunicacionales, dio un primer resultado que pasó desapercibido cuando el año pasado, a poco de tomar la jefatura municipal Walser impulsó una semana de Fiesta de Artesanía que terminó con una pérdida millonaria, que no de no haber sido por la siesta eterna en la que descansa la oposición política era suficiente como para dar una sacudida a varios irresponsables. Pero pronto el COVID-19 vino a auxiliar al gobierno local que optó por hacer lo que mejor ha demostrado hacer, y que los cuatro años de Walser Concejal nos anticipaba: NO HACER NADA. Dejar que el tiempo pase. 

Un reconocido periodista local le pedía hoy al Intendente que realice cambios en el gabinete y en quienes lo acompañaban. La propuesta de parte del locutor era lógica a cuentas de que todos estos problemas debían haber sido anticipados por esos funcionarios, que como recordó cobran sus buenos sueldos. Pero me animo a redoblar la apuesta: ¿Por qué el intendente acepta esas medidas sugeridas por sus asesores? La respuesta es simple: el intendente cree que son las correctas. En este sentido, la teoría del cerco no se aplica y Walser es el primer responsable de todo lo que pasa en la ciudad, sea bueno o malo.

Entonces el resultado es un gobierno que se maneja haciendo pequeñas obras públicas –algunas muy bonitas, por cierto- pero que no responden a los problemas reales hasta que alguien les marca en la agenda lo que deben hacer. Sin ir más lejos, una vecina del San Francisco debió publicar en septiembre las fotos de su hijo enfermo para que el Intendente se disponga a dar la orden de empezar la limpieza de las piletas de decantación como había prometido en diciembre pasado. Diez meses y un escrache para empezar a mover la maquinaria. 

Pero existe otro motivo por el cual situaciones como las de ayer y hoy eran predecibles. Desde hace algunos años la sociedad colonense entendió que la movilización a la Municipalidad es el camino para que las cosas se consigan. Es una forma muy embrionaria de política, porque deberíamos acompañarla de un que se vayan los que están y den lugar a los que queremos que las cosas cambien y mejoren. Pero es una experiencia que ya es parte de la comunidad local. Entonces, el resultado es que en la medida que la crisis económica del país continúe –y lo hará- las contradicciones de clase se irán tensionando cada vez más y los conflictos prometen seguir sucediéndose y en una comunidad movilizada eso es un riesgo creciente para quién maneja la "cosa pública".

Walser debería haber aprendido eso porque su victoria electoral del año pasado no fue por obra de su locuacidad ni audacia política, sino por ser la única opción frente a la continuidad peronista que hundió la ciudad en los últimos veinte años desgastada por años de movilizaciones y exposiciones públicas. El problema es que dónde está ahora no puede pasar otros cuatro años sentado mientras los problemas golpean las puertas del gobierno municipal, o pagará las consecuencias políticas del caso.

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