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lunes, 29 de octubre de 2018

Curiosas reacciones

Llevamos publicando muchas notas, videos, fotos... y ha pasado lo mismo históricamente: las discusiones nacen a partir de una cuestión ideológica, no material.

Por ejemplo, en meses pasados, en momentos que había inconvenientes con el suministro de agua potable -que esta temporada volverá, sin dudas- se hacían reuniones y notas, mientras que la participación de la ciudadanía era cada vez menor hasta llegar a casi nula. 

Ahora, qué pasa con las notas -o fotos- que tienen relación a ideologías o formas de pensamientos? Pues eso "detona" a la gente de una manera tan sistemática que resulta hasta curioso, quizás un tema de estudio. Por ejemplo, cuando empezó a tratarse la ley del aborto, la sociedad se dividió automáticamente en dos partes: los defensores de las dos vidas, y los defensores de la legalización del aborto, dos temas distintos pero a la vez relacionados por una sola cuestión: la mezcla de ideas en ambos casos, unas defendiendo una postura religiosa y otra social.

Hoy tenemos el nuevo motivo de divisiones sociales: la ESI (Educación Sexual Integral). El 4 de octubre de 2006 se sanciona la ley 26.150 - Programa Nacional de Educación Sexual Integral, que se promulga el 23 de octubre de ese mismo año. En nuestra provincia, existe la ley 9.501 que crea el Sistema Provincial de Salud Sexual y Reproductiva y de Educación Sexual, promulgada el 26 de junio de 2003. Particularmente en nuestra provincia se han llevado a cabo talleres para docentes desde hace muchos años ya y en ningún momento habían salido a protestar por ellos. Sin embargo, hoy quienes exigen que "con sus hijos no se metan" exponen cuestiones que no se están haciendo -y no existen- respecto a la ley, generando así otro movimiento social que tiene su origen en la religión, lo cual lleva obviamente a otra discusión, ahora por los chicos.

La "ideología de género" como se ve hoy, implica el reconocimiento de que los derechos (entre ellos sexuales y reproductivos) no es para todas las personas, justamente por los prejuicios sociales actuales. Hoy debemos darnos cuenta que la sexualidad -un tabú hasta no hace mucho tiempo- tiene una complejidad que va más allá del ámbito familiar donde se discute el hecho de ser "nene" o "nena" y los deberes y derechos de cada uno. Se exponen formas de educación basadas en la religión, cuando la perspectiva de la diversidad sexual es tan variada que podría hacer que el niño -cuando llegue a su adolescencia- se transforme en homofóbico al ver otras personas con orientaciones diferentes a las inculcadas por su entorno.

En la etapa inicial, obligatoria entre los tres y los cinco años, a través de distintos juegos en el aula se propician hábitos de cuidado de uno mismo, de los y las demás, la expresión de sentimientos y emociones y la construcción de valores de convivencia. Se trabaja algo muy importante que es la conciencia sobre la propia intimidad y la noción de que nadie tiene que tocarles las partes íntimas a los niños y niñas salvo en alguna situación de higiene específica. En la medida en que los chicos vayan identificando que tienen derecho a su intimidad y que cualquier contacto o propuesta que les incomoda pueden señalarla, también se está trabajando en prevención del abuso.

Durante la primaria, los contenidos se enfocan en el conocimiento de los derechos vinculados con el respeto por los demás y la convivencia; el respeto por la diversidad a través de la identificación de prejuicios vinculados al género; y el reconocimiento de distintos modos de vida, como las distintas organizaciones familiares.

En el contexto de la pubertad, la ESI propicia el conocimiento sobre los cambios del cuerpo humano y la identificación de sus partes íntimas en el marco de la promoción de hábitos de cuidado de uno mismo, de los demás y de la salud en general.

Y por último, en la secundaria se enseña sobre la sexualidad humana desde la perspectiva científica, con información sobre los órganos sexuales y su funcionamiento, la salud sexual y el embarazo; y también desde su vínculo con la afectividad y los diferentes sistemas de valores y creencias.

Como vemos, no se trata de un macabro entorno armado por el estado para influir sobre los niños sin que los padres sepan que está pasando. 

Mientras tanto, pensemos qué pasaría con el correr del tiempo y sin reconocer los cambios sociales y culturales educando a quienes serán los adultos de mañana, caemos en una sociedad del siglo XXI, pero regidas por oscuros valores de la edad media.

Lucas M. Beber
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