Para la periodista francesa Marie Monique Robin, el glifosato llegó a la Argentina sin que nadie se diera cuenta y recién ahora comienzan a visibilizarse las consecuencias. En su visita por Paraná, la autora de “El Mundo según Monsanto” destacó que nuestra provincia es una de las más afectadas por la implementación de este sistema productivo.
Marie Monique Robin es la periodista francesa que puso en el tapete internacional las graves consecuencias que genera el uso de los transgénicos y agrotóxicos. Bajo el tÃtulo “El Mundo según Monsanto”, elaboró en 2008 un documental a través del cual alertó que la Argentina es el lugar a medida que encontró la multinacional para instalarse. En este contexto está inserta nuestra provincia, -cuyo crecimiento económico se sustenta fundamentalmente por la actividad agroindustrial- y es por eso que regresó al paÃs para registrar cómo está la situación actualmente.
“Es increÃble ver en Entre RÃos los suelos muertos, negros, acabados. Ya no hay árboles, no hay vacas”, advirtió Robin, en el marco de una conferencia de prensa que brindó este miércoles en Paraná, invitada por agrupaciones ecologistas para dar cuenta de los efectos de los agronegocios en la salud. Detalló que está recorriendo la provincia para contar nuevas historias, sobre todo las que tienen que ver con las consecuencias en las vidas de las personas.
“Las problemáticas son bien terribles. Es una cosa increÃble ver tantos niños que se enferman, malformaciones congénitas, cáncer, asma. Y no pasa nada. ¿Hasta cuándo?”, se preguntó e instó una vez más a que se generen polÃticas urgentes, al menos que reglamenten el uso de los agrotóxicos en zonas rurales donde se encuentran las poblaciones.
Sostuvo además que “la Argentina fue muy importante para el desarrollo de los transgénicos de Monsanto”. En este sentido, recordó que durante la década de los noventa Monsanto querÃa entrar a Brasil dado que allà se producÃa soja. Sin embargo, las limitaciones legislativas hicieron que la multinacional mirara hacia más abajo del continente y encontrara en nuestro paÃs el lugar propicio. “Y asà fue que Monsanto vio a la Argentina y encontró un gobierno que no pidió nada”, expresó y, para los desmemoriados, mencionó a Carlos Menem.
“Es interesante ver cómo llegaron los transgénicos acá, sin que nadie se diera cuenta. Tal es asà que en 2005, cuando vine para hacer el primer documental sobre la sojización de la Argentina, me encontré con que habÃa algunos locos por ahà que ya veÃan las consecuencias: las malezas ya se volvÃan resistentes; pasaron de un litro a tres de glifosato en apenas siete años; la preocupación sanitaria en las escuelas fumigadas; el desmonte que provocaba inundaciones; la pérdida de la biodiversidad”, recordó Robin sobre la época en que el monocultivo ya estaba instalado y se constituÃa en el sostén económico del kirchnerismo, ante precios internacionales que soplaban y hacÃan mover las velas de la nave.
De aquellos tiempos en que visitó la Argentina, el contexto y la conciencia ya no son los mismos. “Hoy en dÃa cambiaron muchas cosas, porque la sociedad civil se está dando cuenta de qué está pasando en el paÃs. Argentina, como Estados Unidos, es clave para Monsanto”, planteó Robin. Consultada por este cronista en relación al nuevo contexto polÃtico, signado por las medidas de Mauricio Macri, la periodista fue cautelosa.
“Hice la petición de entrevista con el Ministerio de Salud, de Agricultura y de TecnologÃa. Hasta el momento estoy esperando las respuestas”, sostuvo al respecto. De igual manera, remarcó: “Lo que sà es cierto es que ya se ven mucho más los efectos sanitarios de las fumigaciones masivas del glifosato. Según los expertos que estoy entrevistando, es el producto más tóxico de la historia industrial”.
Como podemos ver, las miradas de personas especializadas en estos temas tan crÃticos son diferentes a nuestros propios polÃticos que, de una u otra manera, siguen sosteniendo la mentira de la benevolencia de los agroquÃmicos. Seguramente debe ser porque ellos no viven en el campo, y no se dan cuenta de lo que el resto de la población sufre como consecuencia de esto.
¿Algún dÃa podremos decir que respiramos un aire sin quÃmicos? O que, como decÃan nuestros abuelos, vivir en el campo es más sano.
Lucas M. Beber
#YoOpino2017
www.yoopino.online
facebook.com/YoOpinoColon