Cada rincón de los lugares más transitados de cualquier ciudad es aprovechado para lanzar un mensaje publicitario o promocionar un negocio. La acumulación de mensajes de toda índole y generalmente completamente diferentes, combinado con todos los tipos de iluminación, colores vivos y brillosos propios de los carteles luminosos, crean paisajes urbanos muchas veces difíciles de observar por mucho tiempo y hasta imposibles de distinguir algún mensaje que aporte información útil al observador.
Y nuestra ciudad no es la excepción. La cartelería ha avanzado ya hasta llegar a lo que es hoy: luces en pantallas que nos muestran de todo. Primero apareció en una esquina de calle 12 de abril, pero la publicidad de ese espacio no "aturde" la vista, al menos por ahora. Luego el shopping decidió que el mejor modo de hacer publicidad en la calle era esta... y tenemos uno más en San Martín y Pte. Perón.
Estas publicidades hacen que uno se vea de pronto entrecerrando los ojos por la luz fuerte emitida, lo que podría devenir en accidentes, por ejemplo. O caídas...
Buscamos datos acerca de las autorizaciones que deberían existir al respecto, y no logramos encontrar nada. Entonces llegamos a la conclusión que cada uno es libre de hacer en materia publicitaria en la vía pública, lo que quiera.
Lucas M. Beber
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