Hay personas que dependen de los "likes" que aparecen en sus redes sociales. Son las típicas "buscadora de validación". Esto hace que cuantos más "likes" o interacciones obtienen, crece su autoestima.
Cuando se trata de un político, es igual: su adicción a las redes establece el estado de su autoestima. Un político que enfoca su estrategia en obtener popularidad y aprobación en redes sociales en vez de resolver los problemas de fondo o interactuar directamente con la gente, es un "político de la imagen" o un "político populista digital".
Y cuando ese político es un intendente que prioriza su presencia en redes sociales por sobre la gestión, es alguien que prioriza la imagen (digital) sobre la acción. Este tipo de personas se enfocan en lo superficial en vez de abordar los problemas reales que siguen sin solucionarse.
Si su "gestión" se ve marcada por la falta de soluciones como las calles, basural a cielo abierto, etc., la gente ve que está más interesado en intentar mantener una imagen favorable (en redes sociales) que en encontrar soluciones concretas.
Dos puntos:
- Gestión superficial: las decisiones están dirigidas a generar contenido para las redes, y no en resolver problemas.
Y el más importante:
- Pérdida de credibilidad: la excesiva dependencia en la "validación digital", genera una "desconexión" con la realidad, especialmente si no se ven avances en la gestión pública.
El gran problema que tenemos en Colón es que nadie parece darse cuenta de esto, salvo pocas personas las que, cuando exponen esta situación, los "seguidores" del intendente -en las redes sociales- lo interpretan como "estar en contra", cuando en realidad se está mostrando la poca (o nula) gestión pero la abundancia de videos llenos de colores y palabras bonitas.
Desde el punto de vista del intendente, se trata de "humanizar la política".
Desde la realidad, sólo es hacedor de humo. Y nada más que eso.