Comparación incómoda...? - Yo Opino

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jueves, 19 de septiembre de 2024

Comparación incómoda...?


A primera vista, los políticos y las prostitutas parecen desempeñar roles completamente distintos.
Pero si miramos su dinámica, ambos dependen de transacciones para subsistir. En el caso de los políticos, no se trata de vender el cuerpo sino los principios.
La política se ha convertido en un mercado que se rige por ofertas y demandas. Ellos, (los políticos) en su búsqueda de poder, no dudan en negociar su lealtad, su voto e incluso las promesas que alguna vez les dieron el cargo.
Los valores, (en teoría "inquebrantables"), se vuelven un bien intercambiable: las alianzas se compran, los cargos se venden, y las convicciones parecen ser un lujo caro, tipo VIP.
Un político vende su imagen, su discurso, sus promesas, y en muchos casos hasta su moral, como si la lealtad a los votantes fuera similar al dinero en un "alquiler" en un burdel.
Al igual que en el más antiguo de los oficios, lo que verdaderamente importa acá no es la integridad, sino el precio que se está dispuesto a pagar.
Los partidos hoy son vitrinas donde los políticos ofrecen sus servicios, cambiando de discurso como si fuera una remera que se adapta a los intereses del cliente de turno: el poder. Así, los ideales y las promesas quedan fuera de juego.
Lo preocupante no es tanto el intercambio en sí, sino que en este juego el que paga no siempre es quien se beneficia.
Al final, la sociedad termina siendo un cliente desatendido de un sistema que no representa sus intereses, y solo reproduce las mismas lógicas de compra y venta.

Y Colón no es la excepción...