Paseamos por la costanera y... lo vemos. Está ahí, una valla avisando al tránsito que pasa, del pequeño hundimiento del asfalto.
Haciendo memoria un poco, recordamos cuando el caño de impulsión se rompió allá por el 10 de marzo de este año (mira la nota aca) y lo arreglaron. Claro, el agua que viene "por abajo" debido a la creciente seguramente horadó un poco la tierra y el asfalto no resiste con todo lo que pasa en esta vida, por lo que ya cansado, decidió hundirse un poco.
El agua que "come" debajo por el viejo desagüe pluvial, más quizás cierta deficiencia en la obra realizada para sostener el caño de impulsión -quizás deberían haberle hecho una "cama" de cemento- más el asfalto de excelente calidad -ponele- puesto en obra, hizo que hoy tengamos esto. Y menos mal que está la valla, porque si no... quién sabe que vehículo hubiera sido elegido para terminar devorado por la Avenida.
Creo que con todas estas demostraciones de fallas a nivel obras, y obras sin hacer, más obras sin terminar, hace pensar que sería más favorable tener una planificación rápida a corto plazo de obras y no tanto a 10 o 15 años...
La ciudad se está rompiendo... y rápido. Y las curitas no alcanzan.
Lucas M. Beber
#YoOpino2017
