(*) por Silvia Vallory

El territorio compartido del río Uruguay —sus islas y costas— es mucho más que un espacio natural: es una construcción social, es identidad y pertenencia. Es lo que vemos desde nuestras miradas, lo que contamos de él. Es nuestra historia de vida, nuestro patrimonio, nuestra identidad colectiva.
Ser “Entre Ríos” nos define incluso desde el nombre. Ser y hacer entre los ríos ha sido, y queremos que siga siendo, nuestro desarrollo existencial, emocional, económico y de futuro. En ese contexto, el Uruguay —nuestro gran camino de agua— une a colonenses y sanduceros, argentinos y uruguayos, a lo largo de un corredor binacional de más de 500 km.
La propia República Oriental del Uruguay toma su nombre en función del río, profundizando ese vínculo con este territorio compartido: el ecosistema del río Uruguay.

Colón, como ciudad costera y fronteriza del departamento homónimo, ha construido su devenir histórico en este territorio compartido. Pero hoy, esta “Casa Común” de río, costas e islas nos interpela.
Nos invita —nos exige— hacernos preguntas y abrir diálogos frente a una amenaza concreta: la posible instalación de una REFINERIA DE COMBUSTIBLES (HIF Paysandú) frente a las costas de la ciudad de Colón que podría alterar el paisaje cultural, el ecosistema, la salud, los vínculos sociales, la economía y, sobre todo, nuestra identidad como territorio compartido.
Desde diversas instituciones, asociaciones, autoridades y ciudadanos, se impulsa con razón un reclamo unánime de re-localización ante lo que parece una lógica de “unos ganan y otros pierden” Y aunque no haga falta aclarar quiénes serían los ganadores o perdedores, propongo modestamente otro enfoque.
¿Podemos construir juntos un paradigma de ganar-ganar como pueblos hermanados?

El río Uruguay ha sido siempre eje de desarrollo para Colón. Desde 1863, su histórico puerto fue centro de actividad económica y social, puerta de salida de productos, embarque de pasajeros, símbolo de progreso.
En el siglo XX, la instalación de la fábrica Liebig fue epicentro laboral y económico de la región, estratégicamente ubicada junto al río. Más adelante, la extracción de canto rodado y piedras también aprovechó este recurso natural para impulsar la economía local.

Desde la década del 60, Colón eligió un rumbo claro: el desarrollo del turismo. Al principio impulsado por las playas del Uruguay, se convirtió en el motor principal del crecimiento económico, social y comunitario de la ciudad hasta el presente.
La identidad de Colón se ha construido desde hace más de seis décadas con un modelo de gestión comunitaria y visión territorial. Visionarios de aquellos años supieron ver que el turismo no solo genera empleo e ingresos, sino que es también una herramienta de conservación cultural, integración regional y sostenibilidad.

¿Podemos construir juntos un futuro de ganar-ganar entre colonenses y sanduceros, argentinos y uruguayos?
¿Puede el Proyecto Parque Binacional de islas y costas del río Uruguay ser un espacio para el diálogo y la cooperación real?
¿Podemos pensarnos como destino internacional compartido, basado en la biodiversidad, la conservación y el turismo sostenible para las generaciones presentes y futuras?