Pongamos esta situación: tenemos un auto al que le empezamos a sentir un ruidito extraño. Mandamos un mensaje a nuestro mecánico y coordinamos llevarlo al taller. Lo dejamos, confiando en que el problema (que desconocemos) será solucionado en el tiempo y forma que nos dice y listo.
Nos avisa que ya está listo, vamos al taller contentos y dispuestos a pagar los repuestos y mano de obra y nos explica que "el problema estaba en el paratroque del superficial que va detrás del positroque automático, ese que maneja el sistema de GPS porque tiene el rulemán de 5 mm, que mueve el asitromanto, y tuvimos que levantar el tablero entero para cambiarlo, el que lo tocó antes no lo hizo bien, y esto te va a costar $ 534.000 sólo de repuestos, eh?...".
Muchos, al no entender nada, dicen algo tipo "ahh si si, mira, era eso...", aceptan la explicación a pesar de no entender, pagan y listo. Curiosamente, al poco tiempo el ruidito aparece nuevamente... y empezamos otra vez.
Si llevamos esta "situación" a la polÃtica, sucede lo mismo.
Muchos están muy acostumbrados a que el polÃtico de turno los mire con ternura, con una sonrisa dulce y ojos casi llorosos, y les hable con una paz y tranquilidad como a un niño de 4 añitos, con palabras que hacen sentir hasta culpa a quien le preguntó algo...
Mientras tanto, ellos -los polÃticos- siguen haciendo nada, viviendo de la polÃtica, explicando como un especialista cosas que son directamente inexplicables, haciendo sentir culpable al otro por pensar distinto...
Mientras, muchas personas los miran y dicen "Menos mal que está este... porque el anterior era malo", y lo defienden a capa y espada, sin siquiera darse cuenta de la realidad en la que estamos.
Y asà nos va...
