Pasaron las elecciones, el oficialismo perdió y hoy todo el paÃs habla del resultado electoral: una parte festeja y la otra no, simple.
La cuestión es que la vida sigue, y el dÃa a dÃa nos hace poner un poco los pies sobre la tierra, aunque para algunos funcionarios esto no signifique nada porque están pensando ya lo que van a hacer a partir del 10 de diciembre, cuando dejen su cargo y no le dan importancia a la ciudad, como deberÃa ser.
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Y el riesgo de perderse (el turismo) no es porque se muestran cosas que pasan en la ciudad o cuestiones similares, sino que un turista (como vos o como yo) ve la ciudad, no se le pasa por alto, observa y cuenta a su regreso que tal le fue. Y la ciudad hoy, luego de varios años, está varada en el tiempo... por más que tenga playas.
PodrÃamos hacer un resumen, pero sólo mencionaremos algunas cosas para que se entienda: el rÃo Uruguay contaminado con efluentes cloacales, el agua potable que muchas veces no es tan incolora como deberÃa y que en determinadas ocasiones hace que muchas personas, sobre todo menores, sufran de gastritis y diarreas, el Hospital que si bien depende de la Provincia funciona gracias a los médicos y enfermeras, careciendo de insumos básicos; las calles son un desastre, donde los vehÃculos se rompen continuamente; los nomencladores de las calles hacen que sólo se puede encontrar un lugar gracias al GPS; familias viviendo entre la basura y las piletas de oxidación, focos de contaminación por donde se lo mire y la Administración no se preocupa demasiado (o nada)... Un ciudad turÃstica no es sólo playas en verano y termas en invierno. Es un compendio de cosas que hacen que el turista venga, conozca y quiera volver porque tiene también una ciudad cuidada, cuestión que ya no se dá tan asÃ.
Como vemos, una ciudad trata bien al turista si primero trata bien a sus propios habitantes y hoy, lamentablemente, no es el caso de Colón.
Lucas M. Beber
#YoOpino2019