Paseando por la ciudad vemos, como pasa en todos lados, construcciones que valen la pena conservar por lo que representan en sí mismas: la historia. Esas casas antiguas tienen muchas cosas para contarnos, para que conozcamos la época en que fueron levantadas, las manos de aquellas personas que hicieron las paredes, los adornos, que colocaron las puertas y ventanas... la historia de la gente que trabajó, la historia de la ciudad misma plasmada en una casa.
Además de su valor histórico, tiene un valor netamente monetario, porque la historia lo vale. Claro, todo vale, y más aún por su propio peso. Al ver la destrucción a la que se había sometido esta construcción, no podemos dejar de quedarnos helados. Sobre todo si te gustan este tipo de construcciones. Y como mucho de esto no entendemos, consultamos con un profesional calificado:
Su respuesta:
"Una casa de claro estilo italianizante con sus muros portantes, sin columnas y con clara geometría subyacente neo-renacentista. De las tantas que supieron levantar los italianos que llegaron al litoral. Un pedazo de historia más que por desconocimiento cae bajo la insensibilidad de la piqueta" Arq. Norberto Iribarren.
Y no podemos dejar de pensar en la falta de control por parte del municipio que, sabiendo lo que significa este tipo de construcciones, nada hace para mantenerlas. A la vista está esta propiedad, y si no te alcanza, tenés Gouchón 10, o por ejemplo San Martín y 9 de Julio.
Claro, el intendente lo dijo: "no debemos estar en contra del progreso". La pregunta es si la historia no debe ser preservada.
Esto es lo que hay hoy... sólo restos.
Lucas M. Beber
#YoOpino2017
